¡No te dispares! Alimentos suicidas

¿Alguna vez te ha pasado que ibas comiendo muy bien toda la semana y de repente comes una simple cosa que te echa todo a perder, haciéndote comer más y más, disparando tus antojos, tu hambre y hasta poniéndote a pensar que no tienes suficiente fuerza de voluntad?

Realmente no es que no tengas fuerza de voluntad. Este fenómeno de “dejarse ir” se trata de un desbalance en tus hormonas del hambre y en tus neurotransmisores que se desatan por elegir ciertos tipos de alimentos.

El hambre tiene componentes bioquímicos (hormonales) y comportamentales. Hay algunos hábitos que dispararán tu hambre, como hacer snacks siempre a la misma hora, pero hay alimentos específicos que dispararán tu hambre bioquímica haciéndote sentir antojos locos.

Aquí algunos de estos alimentos que te disparan el hambre neurobiológica:

Alimentos fritos: papas fritas, donas, churros.
Alimentos con azúcar: dulces, panecitos, galletas.
Alimentos dulces: endulzados con mucha miel o stevia.
Lácteos: leche, crema, queso.
Harinas y gluten: conchas, panes, pizza.
Endulzantes Artificiales: sobrecitos amarillos y azules.
Glutamato monosódico (presente en casi todos los alimentos empacados, bebidas de polvos y alimentos procesados): Bebidas de tienda de café como caramel macchiato, cubitos sazonadores, papitas fritas de bolsita.
Combinación de grasa y carbohidrato: pan con crema de almendras o de cacahuate.
Alimentos muy salados: Pretzels

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Si nos damos cuenta, una vez que estamos comiendo adecuadamente y “sucumbimos” ante alguno o varios de estos alimentos, con mucha frecuencia es lo que nos lleva a “perdernos” y no encontrar la salida fácilmente

¿Qué sí hacer para que no te dispares en el pie?

Consume proteína y carbohidrato juntos. Esto ayuda a controlar el hambre.
Consume vegetales en gran cantidad y variedad.
Utiliza snacks bajos en azúcar como las berries, palitos de vegetales, pocas nueces y semillas o un poco de proteína.
Si tienes antojos, busca una versión saludable de tu antojo. No se trata de que te mates de antojos y de hambre. Se trata de nutrirte adecuadamente el 90% del tiempo.
Toma suficiente agua para los requerimientos de tu cuerpo de un día. Un cuerpo bien hidratado no confunde hambre con sed.
Haz ejercicio. Éste regula las hormonas del hambre entre muchas otras.

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Una comida balanceada incluye todos los macronutrimentos: vegetales, proteína, carbohidrato saludable y grasas saludables.
Descansa y duerme tus 8 horas. No dormir disminuye el metabolismo hasta en un 15% y dispara el hambre.
Come con mindfulness.
Come con todos tus sentidos, debes estar presente cuando comes, agradecer lo que tienes, masticar, saborear, meditar y disfrutar la comida. Cuando esto pasa, es menos probable que quieras comer otras cosas.
Cacha las cosas que te están ocasionando comer de ansiedad y trabájalas por tu cuenta o con un profesional.